En la España prerromana el reino de Edetania ocupaba un lugar geográfico privilegiado, extendiéndose por la actual Comunidad Valenciana. Esta circunstancia hizo de la región un lugar clave en el equilibrio de poderes de la época, en la que Roma y Cartago luchaban por el dominio del Mediterráneo mientras nuestros antepasados luchaban por su libertad e independencia.

La España pre-romana

Nuestra querida piel de toro se reveló fascinante a los ojos de las más importantes culturas de la Historia. A los artífices del alfabeto, la filosofía y el derecho, Iberia o Hispania, nuestra España, les fascinó por su increíble riqueza natural y humana, y por sus gentes, moldeadas en ese crisol en el que la mezcla siempre ha sido la misma a través de los siglos: sencillez y dureza.
Dentro de las modas historiográficas, que cíclicamente asuelan el estudio de nuestra Historia, ha destacado una que ha calado hondo en muchos de nuestros historiadores. En concreto, las conclusiones del minucioso estudio de la civilización celta que se lleva a cabo en Francia e Inglaterra, ha perjudicado gravemente nuestro propio punto de vista, ya que lo más sencillo siempre es la comparación con lo ajeno.
Si se sigue esta moda resulta que los iberos estaban en un estado de desarrollo por debajo de los celtas, lo cual es algo completamente falso, ya que los iberos del siglo Ill a.C. desarrollaban una cultura más avanzada que los galos del siglo I a.C. Menos espectacular, ciertamente, debido a las peculiaridades de nuestra geografía, pero más desarrollada gracias a encontrarse en la meta de aquella magnífica autopista cultural llamada Mediterráneo, por la que circularon fenicios, griegos, púnicos y finalmente romanos. Como muestra mencionemos tan sólo un hecho: los romanos necesitaron más de dos siglos para doblegar a nuestros antepasados, mientras que para hacer lo mismo con los galos y dominar toda la actual Francia tan sólo fueron necesarios ocho años.
La España ibera, que ocupaba la zona sureste de la península, estaba mucho más desarrollada que la celtíbera, que se extendía por el noroeste peninsular: era más rica en recursos, tanto naturales como humanos.

La Edetania

¿Quiénes eran los iberos? Las referencias historiográficas que conocemos nos hablan de un conjunto de pueblos conocidos por los griegos como los iberos y por los romanos como los hispanos. Y es de destacar que tanto unos como otros identificaron a nuestra piel de toro no sólo como una unidad geográfica, sino también como una unidad cultural única, perfectamente diferenciada de los galos que habitaban más allá de los Pirineos.
Los historiadores de una y otra civilización identificaron un gran número de regiones entre las que destacaba la Edetania, que ocupaba aproximadamente la actual Comunidad Valenciana, limitando al sur con la Contestania, al oeste con los turboletas y al norte, lindando con el Ebro, con los ilercavones. Según algunas fuentes, el territorio edetano llegó hasta la actual Zaragoza.
La arqueología ha demostrado que los pueblos edetanos gozaban de un alto grado de desarrollo. Por ejemplo El Oral, en Alicante, de apenas una hectárea de superficie pero que ya en el siglo V a.C. estaba defendido por murallas de piedra con torres tras las que se levantaban casas con un patio común, ordenadas y perfectamente delimitadas por calles establecidas en cuadrícula.
La riqueza levantina fue bien aprovechada por los edetanos, que cultivaron las fértiles tierras, desarrollaron la ganadería y además se aprovecharon de su situación de privilegio, ya que no sólo ocupaban un paso costero casi obligado para enlazar el sur con el noreste peninsular, sino que además controlaban una de las mejores vías de acceso desde el litoral hacia el noroeste.
Las sociedades iberas del Levante español utilizaban una escritura de tipo semisilábico de la que aún no conocemos la verdadera clave. Es evidente que una sociedad con este nivel de especialización debería estar jerarquizada, tal y como parecen demostrar los restos de complejos funerarios encontrados. Desgraciadamente aspectos como la religión son aún bastante oscuros desde el punto de vista documental, aunque sabemos que los iberos le daban mucha importancia a los aspectos religiosos de su vida cotidiana. Su gran desarrollo económico llevó a los edetanos a invertir los beneficios de su esfuerzo en el desarrollo de su cultura y arte, creando una importantísima industria cerámica que los hizo famosos. Además, que los edetanos habían superado ya la economía de intercambio lo demuestra el hallazgo de monedas propias en Sagunto, ciudad cuya riqueza era legendaria, y Játiva.
Precisamente Sagunto presenta vanas peculiaridades que no encajan bien en el arquetipo de la ciudad ibera. En primer lugar su sistema de gobierno, basado en una cámara o senado y en magistrados al más puro estilo de la Roma republicana.
¿Fue éste un caso único en la Edetania? No lo sabemos, pero lo cierto es que muy posiblemente cada ciudad y su respectiva área de influencia, quizá al más puro estilo de las polis griegas, tuviera su propia forma de gobierno y disfrutara de una amplia autonomía a la hora de solventar sus propios problemas.